Atribuido a José María Pemán, no puede ser más acertada la definición que dicen que hizo el escritor gaditano precisamenrte sobre "su" provincia de Cádiz a la que llamó, en su día, "la Provincia de los dos mares"..."la Mare que parió al Poniente, la mare que parió al levante..." y es que tan solo hay que soportar la "ventolera" que por estas tierras venimos padeciendo desde hace días, con la entrada sobre la península de una nueva borrasca, para dar la razón al autor, entre otras célebres obras literarias, del "Divino impaciente" y al creador de aquel personaje -todo sabiduría andaluza- del "Séneca".
Y no es que el fenómeno meteorológico sea nuevo y desconocido para quienes habitamos por estas latitudes, no en balde - de broma, claro - se dice por Tarifa "que Guzmán el Bueno no tiró el puñal a los árabes que lo sitiaban, que se lo arrebató el Levante de las manos", pero desde luego el vientecito se las trae y además de desparramar la basura por toda la geografía urbana, poniendo en solfa tantas veces la cacareada ¿limpieza? de las ciudades, supone un evidente peligro y especialmente en algunos puntos de nuestra red viaria para la circulación rodada, aunque convierta nuestras costas en paraiso de los surfistas.
Por eso, cuando uno trata de mantener el equilibrio al caminar por la calle, empujado por vientos cercanos a los cien kilómetros, con los pelos revueltos y a la cara - el que los tenga, naturalmente - sorteando bolsas de plástico y papeles que revolotean a nuestro alrededor, entornando los párpados para evitar que se meta en los ojos la basura, mirando con temor hacia arriba por si acaso se nos cae encima una guirnalda de luces de navidad o una de las muchas banderolas que cuelgan de las farolas ciudadanas, es natural que se nos venga a la memoria la frase, que si fué de Pemán o no en estas situaciones es lo que menos importa, que define magistralmente la realidad climatológica de la Provincia...
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