Y no han faltado intentos de modificarla, por la fuerza, como la asonada del 23 de febrero, protagonizada por Tejero, o por la pretensión de cambiar algunos de sus artículos que han impulsado, sin éxito, determinadas fuerzas políticas o por la presión de los partidos nacionalistas propugnando su autodeterminación o anunciando la convocatoria de un referendum para consagrar la soberanía nacional del territorio del que se consideran custodios, pero afortunadamente en ninguno de los casos la pretensión no ha pasado de ser eso, simplemente una iniciativa condenada de antemano al fracaso...
No es que con esto queramos decir que la Constitución es un documento fundamental intocable; por el contrario entendemos que en algún aspecto concreto, nuestra Ley fundamental requriría, como ha ocurrido en otras Democracias occidentales, ciertas enmiendas que la actualizaran, que la situaran en sintonía con la realidad de España y que sirvieran además de rompeolas para protejerla de peligrosas tentaciones.
Y en esto debemos estar, pues es de todos nosotros, cuantos formamos parte de España y sentimos el orgullo legítimo de un país que, con todas sus limitaciones y a pesar del lastre que representó una prolongada dictadura, cada día es más moderno, más desarrollado y más solidario.
Feliz día de la Constitución.
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