lunes, octubre 27, 2014

¿Tiene algo que decir el PP de la corrupción?

Desgraciadamente la corrupción se ha generalizado de tal manera en España, en los últimos años, especialmente al amparo de la burbuja inmobiliaria, de las recalificaciones urbanísticas y de las adjudicaciones de obras públicas, que el problema ha llegado a constituirse en la principal preocupación de nuestra sociedad que asiste atónita y lógicamente irritada a la sucesión de casos en los que la Justicia se ha visto obligada a intervenir para poner a cada uno en su sitio que viene a ser tanto como decir,  a buen recaudo en la cárcel...

Así las cosas, se ha generalizado la opinión de que la culpa es de los políticos aunque no todos ellos tengan o hayan tenido que ver con el problema y se ha generado en el país una corriente de protesta contra semejante estado de cosas que ha decantado en los movimientos populistas que comenzaron invadiendo las plazas y que ahora, en ese formato cibernético que tanto gusta a los amantes de las llamadas redes sociales, se ha transformado en movimientos ideológicos que amenazan con arrasar todo cuanto existe en el espectro partidario español.

Frente a esta situación, que preocupa y debe preocupar seriamente a quienes deseen la pervivencia de la democracia que ampara la actual Constitución aún con todos sus defectos, ya hay partidos políticos y sindicatos que han sabido reaccionar contra esta plaga expulsando de entre sus filas a quienes se han visto señalados por la justicia por su implicación en determinados delitos de corrupción, lo cual es precisamente lo que se debe hacer, mientras el partido en el gobierno, el Partido Popular, hasta el momento, con toda la extensa relación de casos que le señalan, no ha dicho esta boca es mía y su silencio, especialmente el de su Presidente, clama al cielo y amenaza con pasarle factura en próximas convocatorias electorales y con toda razón...

Y es que mirar para otro lado en situaciones como esta, dejar pasar el tiempo como si no pasara nada, anteponer la presunción de inocencia a la gravedad comprobada de ciertos comportamientos y prácticas que éticamente no tienen ninguna justificación, puede devenir sin duda en que el electorado acabe cansándose y dando de lado a quienes se empecinen en tal manera de actuar.

Si no, tiempo al tiempo...

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