El respeto y la consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás es lo que el diccionario de nuestra lengua define como tolerancia y esa es la que, por desgracia, brilla por su ausencia tantas veces en España y especialmente en las últimas décadas entre los miembros de la clase política que aprovechan la mínima oportunidad para demostrar que con ellos no va eso de aceptar ideas de otros que no militen en las filas de su propio partido o sindicato, ni están dispuestos a aceptar hechos o acciones que puedan ser contrarias a su forma de pensar y de manifestarse ante la sociedad...
Digo esto por la que algunos políticos han organizado ante la contemplación de la felicitación navideña enviada por el Presidente del Congreso de los Diputados y en la que - se supone por ser del agrado o las creencias de dicho señor - el motivo central es una imágen relacionada con la Sagrada Familia a la que por lo visto es urgente y necesario - según los citados críticos del referido christmas - desterrar de la vida pública española, sociedad que por cierto - y aunque practicante a su modo - se ha manifestado ya en multitud de ocasiones como mayoritariamente católica, mire usted.
Pero es que las actitudes intolerantes se han arraigado de tal manera en nuestra vida cotidiana que parece imposible y mucho mas en la esfera política, que nadie de por buenas opiniones ajenas a sus criterios ideológicos y esté dispuesto siquiera a escucharlas o contemplarlas con la comprensión y el respeto que las buenas maneras demandan...
Por eso digo que Dios nos libre de los intolerantes, una de las plagas que padece esta sociedad nuestra tan democrática como poco comprensiva y flexible. ¡Que le vamos a hacer!
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