Lo que está pasando en Jerez es, sin paliativos, una auténtica verguenza que debería sonrojarnos a todos y que obliga, moralmente, a no permenecer pasivos ante una situación que se enquista cada día mas y a la que, por desgracia no se le ve una rápida solución pues las arcas municipales están exhaustas y por el momento todos los intentos de depositar en ellas algunos euros no han dado el menor resultado...
Pero ya digo, lo que está sucediendo en nuestra ciudad es una verguenza ya que la desesperación por no percibir su legítimo salario ha llevado a las empleadas de Acasa, a las de Limasa, a la practica totalidad de la plantilla municipal o a los trabajadores de los transportes públicos urbanos a salir a la calle diariamente y desde hace ya mas de dos meses, para reclamar lo que en justicia les corresponde, cortando el tráfico, organizando sonoras pitadas, protagonizando encierros y asambleas, como único medio del que disponen para reclamar lo que se les debe.
Y si todo ello se encuadra en la práctica habitual de este tipo de protestas, lo verdaderamente triste y vergonzozo son las acampadas que tanto frente al Ayuntamiento como en la Plaza Aladro han obligado a las trabajadoras de Acasa y Limasa a permanecer día y noche en ellas, a pesar del intenso frío, para tratar de llamar la atención sobre su problema, mostrando así su legítima protesta...
Lo lamentable de todo esto es que quienes con su despilfarro, con su negligente gestión de los fondos públicos municipales, con su política de hipotecar los futuros ingresos y con su permanente atrevimiento de gastar mas de lo que podían ingresar están en sus domicilios, muy calentitos, ajenos a esta tragedia humana que nos debe conmover a todos y que está afectando a Jerez y a muchas familias jerezanas desde hace ya demasiado tiempo.
Pero aquí, mientras alguien no acabe pagando las consecuencias de su incompetente gestión de los asuntos públicos, con su propio patrimonio o llegado el caso con la carcel, así nos irá.
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