Suele ser habitual, pero no deja de ser lamentable que la celebración del Día de Andalucía se haya visto revestida de un innegable tufillo electoral que ha desnaturalizado lo esencial para convertirlo en mera excusa de acusaciones cruzadas entre los representantes de los Partidos Políticos que, por lo dicho y hecho, solo pensaban en sus intereses electorales, cara al próximo 25 de marzo...
Y ya digo, es lo que sucede cada vez que la fiesta autonómica está trufada por una convocatoria a las urnas, sea del ámbito que sea; se trate de comicios municipales, nacionales o, como en el caso que nos ocupa, propios de la Comunidad; ya que se aparca lo que debería caracterizar la celebración - al margen de la pandereta ofrecida por la Televisión autónomica, que tanto nos recuerda aquellas jornadas franquistas del 1 de mayo de los Juegos Sindicales - para poner el acento en el tu mas que yo, págame lo que me debes y así no tendré desfase presupuestario, la izquierda despilfarradora o que viene la derechona, perdiéndose la oportunidad de promover el andalucismo, no el político, sino el real.
Pero una vez mas, la fiesta estaba en otra parte y tanto en el Parlamento - donde por cierto no hubo sesión plenaria por estar disuelta la Cámara - como en el acto institucional de entrega de títulos y medallas, como en el cóctel - ¿no estamos acaso en época de austeridad y recortes de gastos supérfluos ? - del Palacio de San Telmo lo que se ha escuchado es la llamada a las urnas y la defensa de intereses partidistas y es bastante poco lo que de Andalucía se ha hablado...
Triste, pero cierto.
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