miércoles, noviembre 09, 2011

Todo, pero todo es mohina...

En el refranero se dice - y creo que ya hace tiempo recurrí a la misma sentencia popular para analizar otra situación problemática - que "donde no hay harina, todo es mohina" y si esta palabra debemos interpretarla como el diccionario nos dice por "enojo o enfado contra alguno", ciertamente que nada puede extrañarnos que dado el actual estado de cosas - millones de parados, crisis económica a la que no se le ve el final, atonía del consumo, limitación o ausencia del crédito - el conjunto de la sociedad y así lo manifiesta el resultado de muchas encuestas sobre los motivos de preocupación de los españoles, ande no ya preocupado sino claramente cabreado.

Y es que no les falta razón a quienes se encuentran sin empleo, perciben al salario tarde, mal y nunca, contemplan como sus esfuerzos para consolidar su empresa se caen como un castillo de naipes por falta de liquidez o ausencia de compradores de sus productos o no tienen ante si, en una perspectiva razonable de tiempo, una salida profesional tras haber dedicado al estudio muchos años, concluir una carrera y no encontrar otra alternativa que la de inscribir su nombre en una lista del INEM...

Por eso este absurdo compás de espera para la celebración de elecciones generales solo ha venido a incrementar esa sensación de mohina, es decir de enfado, y por eso el personal - salvo los incondicionales - pasa - sirva la expresión coloquial - de mítines, cartelería, espacios de propaganda gratuitos y obligatorios en los Medios públicos, paseos de los líderes por las calles céntricas de las ciudades, o por los mercados de abasto - tan socorridos para estos menesteres de campaña - aguardando con impaciencia la llegada de ese 20N - ¡tampoco es singular la fecha! - en que pueda depositar su voto en las urnas con la esperanza de que todo esta mejore.

Claro que si después no es así...

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