viernes, noviembre 18, 2011

La hora de la verdad

Llegados a este punto, toca al ciudadano depositar su voto en la urna con responsabilidad ya que de ello depende en gran medida el futuro de España, cuya situación es ciertamente preocupante desde el punto de vista económico. Naturalmente todas las opciones son legítimas y respetables y cada cual, según su personal criterio se decantará por una u otra, pero si ante cada cita electoral todos debemos actuar responsablemente, en este momento todavía es mayor la exigencia de votar tras reflexionar profundamente para acertar con la elección de quienes, en los próximos cuatro años, deban gobernarnos y sacar al país del atolladero en que se encuentra.

Lamentablemente, la Campaña ha sido muy similar a las enteriores. Pocas propuestas. Mucha demagogía. Demasiadas agresiones verbales al adversario. Promesas vagas. Ocurrencias diversas que en si mismas se descalifican por imposibilidad de ser cumplidas. Vamos, lo de siempre pero repetido e incrementado con el descarado afán de mantenerse en la poltrona de unos y la indisimulada ambición de otros de cogerla y así nos hemos pasado varios meses - ¿de quién fué la ocurrencia de anunciar elecciones en verano? - que en gran medida han servido para aumentar la desconfianza dentro y fuera de nuestras fronteras y no desde luego para poder entender con claridad que es lo que quieren y que pretenden hacer los que aspiran a gobernar...

Pero ya, afortunadamente, ha llegado la hora de librarnos de tanta palabrería y de quedarnos solos con nuestro voto, ante la urna. Esa es la grandeza de la democracia que nos alienta a seguir apostando por ella.

La noche del domingo sabremos...

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