Tras ocho meses de calvario, para ella y para todos sus allegados - entre los que yo no me encuentro, por si alguien cree lo contrario - ha dicho Su Señoría que la atleta palentina Marta Domínguez, Campeona del mundo de los tres mil metros obstáculos ha quedado libre de los cargos que contra ella pesaban, dentro de la denominada operación "Galgo", por dopaje y por suministro de fármacos sin receta...
Y además de congratularnos por ella y por los suyos, por el deporte español y su prestigio en el mundo, por prevalecer finalmente la verdad en un procedimiento que desde el principio resultó, además de confuso, un tanto raro, no podemos por menos que preguntarnos ¿y ahora que?. La cosa - por llamarlo de alguna manera - se queda así ¿y ya está?.
¿Y a Marta Domínguez quién le restituye su honor? ¿En cuantos periódicos, en cuantas emisoras, en cuantas televisiones podremos ver ahora, en grandes alardes tipográficos, en repetitivas noticias de informativos, en reiterativos reportajes micrófono y cámara en ristre persiguiendo a la atleta, a su madre, a su abogado, al Sursum corda - como diría el castizo - para contarle a lectores, oyentes y teleespectadores que la acusación era infundada y que, cuando menos, las diligencias previas no fueron muy rigurosas que digamos...
Me temo que a lo peor, en ninguno y por eso sería deseable - aunque la atleta puesta en tela de juicio lo que desee es pasar página - que el comentario de su abogado sobre la posibilidad de pedir responsabilidades se convirtiera en realidad y que pronto viéramos en el banquillo a muchos que con la mayor impunidad e irresponsabilidad se dedicaron a lanzar el barro de sus aventuradas conjeturas sobre la fama de esta deportista.
¡Cuanta falta está haciendo que esto último que digo se convierta en habitual en España...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario