lunes, abril 18, 2011

La gran amenaza...

No hay peor enemigo para quienes se llaman y sienten cofrades; en general para las personas a las que gusta la Semana Santa, que la lluvia ya que además de causar desperfectos en los enseres de las Cofradías si cae durante el recorrido de alguna de ellas por las calles de su ciudad, impide por otra parte el desarrollo normal de cualquiera de los llamados días santos al truncar las salidas de las Hermandades desde el templo donde radican...

Por eso no es de extrañar que el llamado mundo cofrade se interese, vivamente, por todo cuanto se relaciona con la meteorología, que entienda de borrascas y anticiclones, que consulte las cabañuelas, los portales especializados en Internet, que vigile atentamente el cielo y que de un año para otro siga con inusitada expectación la evolución de los mapas que al respecto suelen preparar los expertos en el tiempo.

Por eso, sin duda, la gran amenaza de las Hermandades y de los cofrades es cuanto se relaciona con la presencia de la lluvia en la jornada en que sus Titulares deben realizar su Estación penitencial que les frustará todo el caudal de ilusión, de trabajo y de entrega que para ello ponen a contribución y que, a veces, simplemente por cuatro gotas se transforma en un motivo de enorme tristeza, aunque aquellas pudieran venir muy bien para el campo; que como dice el viejo refrán, nunca llueve a gusto de todos...

Por eso, quede la lluvia para otros días del año, que nada mal viene también la presencia de una procesión en la calle para que mucha gente, muchísimas personas, puedan ganarse honradamente unas pesetas, que buena falta les hacen.

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