Suele suceder cada vez que, tras la Semana Santa, los políticos deben afrontar una convocatoria electoral que puede devolverlos a la vida privada, tras años de prebendas, o colocarlos en la poltrona, que es desde luego a lo que todos ellos aspiran para sacrificarse en beneficio de la ciudadanía, que dicen...
Por eso los podemos ver, cada uno de los días de la referida semana, en los templos, contemplando arrobados los "pasos" de las distintas Cofradías que en la jornada llevarán a cabo su salida procesional, portando voluminosos ramos de flores - naturalmente con cargo al erario público - o a la tesorería del Partido, que a la postre viene a ser lo mismo ya que las formaciones políticas nutren su caja del dinero que reciben de los mencionados fondos públicos, dando tantas veces una imágen devocional que en nada se corresponde, ni con la ideología que defienden, ni desde luego con su personal opción en materia religiosa, mientras con complacida sonrisa son escoltados por los miembros de cada una de dichas Hermandades.
Es decir, que ir del "ramo" al mítin se ha convertido ya en costumbre habitual entre nosotros, generalmente admitida y tolerada como si a nuestra Semana Santa le pudiera faltar algo si cofrades y cofradías no son visitados por los jerarcas locales que naturalmente después, en sus comparencias públicas, en actos electorales, a lo peor se despachan contra la Iglesia, sus dirigentes y sobre todo aquel creyente que no suscriba tantas cosas como les enfrentan al mundo que las Hermandades representan...o debieran representar.
Mayor ejercicio de hipocresía, por una parte y por otra, difícilmente se puede encontrar en la cotidiana realidad en la que vivimos...
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