Si se cierra Vicasa, ¿que nos queda?

El deterioro de la industria jerezana, desde la crísis de las Bodegas, es verdaderamente preocupante y se traduce, por desgracia, en una creciente nómina de parados, pre jubilados y otras situaciones similares que, a la postre, no hacen más que engrosar la extensa relación de personas inactivas en nuestro pueblo.

Y no es que nunca Jerez, en lo que a industrias respecta, haya ocupado lugar privilegiado en un hipotético ranking, pero al menos entre fábrica de botellas, Bodegas, Azucareras e industrias auxiliares del sector vitivinícola, en las décadas de los sesenta/setenta del pasado siglo, al despuntar las primeras luces de la mañana, la ciudad era un hervidero de gente que acudía a su puesto de trabajo, de "motillos" que circulaban en todas direcciones, precedido todo ello de sonido de sirenas que anunciaban la incorporación "al tajo"...

Claro que de unos años a esta parte - y no puede culparse de ello solamente a la crísis - la ciudad ha ido perdiendo dinamismo empresarial, por muchos hipermercados que se hayan instalado, por muchas grandes superficies del sector del mueble o del bricolaje, por muchos centros comerciales que se hayan abierto y ello repercute, naturalmente, en una generalizada atonía que se traduce en que nuestra juventud no encuentra salida y debe buscar su futuro fuera de los límites jerezanos.

Claro que este discurso no es el que oficialmente se trata de vender, pero desde luego si la fábrica de botellas cierra sus puertas, si Vicasa desaparece - las únicas chimeneas industriales de Jerez - las perspectivas serán aún mucho más negras ya que una ciudad no puede vivir solo como "ciudad de servicios", por muchos atractivos que ofrezca para los visitantes...