Se podría decir, sin temor a equivocarse, "que para ese melón no hacen falta alforjas" y es que para adjudicar ahora a la Radiotelevisión autonómica el canal de ámbito andaluz al que ha renunciado un grupo de comunicación nacional, con el argumento de que de esta forma podrá atender mejor la llamada alta definición así como los servicios complementarios que el sistema permite, no hubiera hecho falta organizar el complejo proceso de adjudicación de concesiones, muchas de las cuales, naturalmente, fueron a parar a manos amigas...Con haberlo hecho a la luz del día y a cara descubierta, bastaba...
Pero así son las cosas en esta parcela de la administración autonómica andaluza. Así fueron siempre y mucho nos tememos que así seguirán siendo, por mucho Consejo Audiovisual que se monte, por mucho concurso que se convoque para otorgar las licencias y por mucho que se diga, de cara a la galería.
Lo cierto es que en esto de la TDT, asunto en el que uno tiene la impresión - bien fundada, desde luego - de que caminamos con el paso más acelerado de la cuenta, no salimos de una y nos metemos en otra. Dejamos atrás la modificación de las fechas iniciales para meternos en la renuncia voluntaria de futuros Operadores a quienes se les premió con una concesión en detrimento de otros, que si la hubieran desarrollado con toda seguridad; anunciamos el comienzo inmediato de las emisiones y salen adjudicatarios que no cumplen con las exigencias que les marca el contrato de adjudicación; aceptamos la renuncia, previa devolución de buenos euros, de Grupos que se habían llevado buena parte de la parte del león y, para que perder más tiempo, encomendamos sus canales a la empresa que depende de la propia Administración que otorga las licencias...
En fin, para que seguir. Una chapuza tras otra que veremos cuando se acaba...pero al parecer, todos tan contentos.
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