Después del verano tan calentito que hemos padecido - al parecer el tercero de temperaturas más elevadas desde el ya lejano 1970 - la llegada del Otoño, en el que acabamos de entrar, no ofrece, por ahora, un próximo alivio de las mismas que se anuncian más altas de lo normal, para esta época del año. Es decir, que se avecina "un otoño caliente"... si Dios no lo remedia.
Claro que a ello no solo contribuirán las temperaturas sino que son diversas las causas que anticipan un rigor meteorológico que puede propiciar no pocos quebraderos de cabeza a los ciudadanos, de aquí a final de año..."y lo que te rondaré, morena", que diría el castizo.
Y es que a la temperatura propiamente dicha, sin duda habrá que añadir las consecuencias, que más que dismunir aumentan entre las clases más humildes, de la crísis económica, el paro creciente que incluso el señor ministro del ramo ha vaticinado que se incrementará, las previsibles movilizaciones sindicales de unos acomodaticios Sindicatos que por mucha identificación ideológica que tengan con el Gobierno y por mucha buena cara que le pongan, por aquello de las suculentas subvenciones, no tendrán mas remedio que justificarse con la clase trabajadora, la crispación social que muchas leyes próximas pueden generar en amplios sectores de la ciudadanía, la próxima sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, el evidente deterioro del consumo con sus secuelas y, por si algo faltaba, la temida gripe A de la que tanto se viene hablando...
Total, caliente sin duda se presenta el Otoño en el que acabamos de aterrizar
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