Una nueva Ley electoral

En más de una ocasión hemos aludido ya a este asunto que no debiera aplazarse nuevamente, aunque desde luego pueda suponer un desgaste para el partido que se atreva a abordarlo y mucho más si lo hace en solitario, pero España está necesitando una reforma electoral urgente, y no por el hecho de que ahora lo pida desde su batacazo Izquierda Unida sino por la evidente falta de proporcionalidad entre número de votos y escaños que se produce, según la participación y según las circunscripciones electorales, por el excesivo peso de los partidos nacionalistas en el resultado final de cada comicio celebrado, que condiciona incluso la gobernabilidad del Estado, por la inútil fragmentación del voto que finalmente provoca la pérdida a la inopia de una serie de ellos y la consiguiente frustración de parte del electorado, por citar tan solo algunas de las deficiencias de nuestro actual sistema...

Hace falta pues acometer y con urgencia - ya queda dicho con anterioridad - la reforma de la Ley electoral y ofrecer a los españoles una nueva normativa que acabe con un sistema tan evidentemente imperfecto que se ha venido manteniendo, a pesar de clamar tantas voces tantas veces en favor de su reforma o sustitución, desde que nuestro país recuperó la Democracia para bien de todos los ciudadanos.

El tema, ya lo sabemos, no es nada fácil y, además, requerirá de un primer gran pacto de las fuerzas políticas mayoritarias para poder salir adelante, pero el empeño valdrá la pena, aún asumiendo el desgaste que sin duda originará a PSOE y PP, si finalmente concluye con una nueva norma menos suceptible de poder ser con razón criticada.

Si afrontamos, en palabras de los máximos líderes de PSOE y PP una legislatura en la que debe imperar el consenso, he ahí un primer tema para el diálogo y el acuerdo, para el que además se cuenta con el factor tiempo a favor.

¿Seremos capaces de ello?

Precisamente, el tiempo nos lo dirá...