Afortunadamente, ya el pasado año, los jerezanos gracias a la decisión del Ayuntamiento de la ciudad y especialmente de su Alcaldesa, nos vimos parcialmente liberados de la invasión de ruidos, molestias y situaciones peligrosas que, con su llegada a la ciudad, provocan los llamados popularmente moteros que vienen hasta aquí, desde todos los puntos de España y algunos otros de paises cercanos para presenciar el Gran Premio de España de Motociclismo que, dentro del calendario del Mundial, Jerez acoge anualmente desde que se construyera el Circuito de Velocidad.
Y no es que la presencia de miles de motos y de sus correspondientes conductores sea absolutamente negativa; por el contrario su llegada supone una evidente inyección para la economía de la ciudad y la zona, especialmente para los sectores de la hostelería y la restauración y por supuesto para propagar la imágen de Jerez por el mundo entero, gracias a la presencia de cientos de Medios de Comunicación entre nosotros, para cubrir el evento, y especialmente gracias a la Televisión que transmite el acontecimiento...
Pero era necesario regular la anarquía que, con la Corporación anterior, se había no solo permitido sino alentado; acabar con el estruendo que impedía a los ciudadanos conciliar incluso el sueño, según la zona donde habitaran, poner coto a tanta situación peligrosa que con las competiciones callejeras se producían cada año, terminar con los accidentes - alguno mortal hubo - y poner orden en una masa descontrolada que campaba a sus anchas sin que nadie se atreviera a decir ¡hasta aquí hemos llegado...!
Y en esto llegó una Alcaldesa y afrontando la cuota de impopularidad que podría producirle adoptar medidas para acabar con todo lo anteriormente reseñado, y hete aquí que en 2007 pudimos compaginar los derechos de la ciudadanía y el Gran Premio de Motociclismo y, por lo que se intuye y las medidas adoptadas previamente, parece que en 2008 aún mejoraremos lo conseguido el pasado año, lo que es sin duda de agradecer y de aplaudir.
Aunque algún sector de los bares y restaurantes del centro de la ciudad - que por cierto cierra en otras muchas ocasiones en las que la ciudad debe mostrarse acogedora - pueda protestar por el hecho de que a la motorada se le impida llegar hasta la misma Plaza del Arenal y aunque ciertos vandalillos locales puedan poner en tela de juicio las disposiciones y medidas municipales burlando los controles de la Policía, por vivir en pleno casco urbano, formando ruido con su vehículo de dos ruedas y haciendo el botarate por tratar de imitar a los auténticos motoristas... que son sin duda bienvenidos y quienes prestigian este acontecimiento deportivo que, en un fín de semana, duplica la población de Jerez.
Es decir, que cabe felicitarse por el hecho de que Jerez se convierta, por unos días, en todo un referente mundial, y por supuesto mucho más por las Autoridades municipales que se han preocupado por compatibilizar dicho acontecimiento con el derecho al descanso y la tranquilidad de sus ciudadanos.
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