lunes, noviembre 18, 2013

La Zambomba de Jerez.

Casi vencido el mes de los difuntos, cuya recta final estamos enfilando y que culminará la festividad de San Andrés, Jerez se apresta, un año mas, a celebrar por los cuatro puntos cardinales la fiesta navideña por antonomasia conocida popularmente por la Zambomba y que por ciudades cercanas los pijos denominan "zambombá" confundiendo una ancestral manera de llamar por aquí  la fiesta navideña jerezana con lo que los modernos considerarían una tocada del humilde instrumento de barro, caña y pellejo de conejo o similar para acompañar las coplas propias de la Navidad, algunas de las cuales son por cierto poco religiosas y bastante picantes...

Llega por tanto la época en la que toda la ciudad participa, trata de alegrarse y se manifiesta, cantando peor o mejor, villancicos de nuestra tierra y sobre todo ofreciendo un hermoso y poco usual espectáculo de convivencia que es algo de lo que mas llama la atención y sorprende, en estos tiempos, a quienes desde otras poblaciones vienen a la nuestra para contemplar y, si así lo quieren, participar en una de ellas que en  los últimos años se prodigan ya hasta la mañana de la Nochebuena por la Pescadería Vieja, en pleno corazón de Jerez, junto al reino de Faustino.

Eso es ahora, ya que en los últimos años de la década de los sesenta del pasado siglo, algunos pocos mencionaban la palabra Zambomba como la evocación de un feliz recuerdo del pasado pero celebrarse eran realmente escasas las que había, alguna por las cercanías del barrio de Santiago y otra en el Casón de vecinos de la Cruz Vieja, y nada mas hasta que Radio Popular, que estaba muy próxima de esta última, con su inolvidable locutor Manolo Yélamo y otros compañeros tuvo la feliz ocurrencia de grabarlas y transmitirla en diferido tras lo que vino posteriormente la eclosión que ahora vivimos y a la que, naturalmente, todos tratan de apuntarse como los recuperadores de tradición tan jerezana...

Pero así es la historia y conviene recordarla para refrescar algunas mentes y poner en su sitio esta realidad jerezana que ahora afortunadamente vivimos en plenitud.

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