Llegan y sin importales lo mas mínimo ocupan una plaza de aparcamiento destinada a personas con minusvalia o se cuelan, por la cara, en cualquier lugar sin el menor respeto a quienes pacientemente guardan cola o hablan por su teléfono móvil en plena proyección de una película o durante la audición de un concierto sin el menor miramiento a los demás espectadores o conducen arriesgadamente, contra toda norma de tráfico, sin tener en cuenta que pueden causar un grave accidente o... para que seguir ya que nos referimos a todas esas personas, que por desgracia tanto abudan en nuestra sociedad, que van a lo suyo aunque perjudiquen a todos cuantos se encuentran a su alrededor...
Son esos seres egoistas, aprovechados, ineducados tantas veces, insolidarios en una palabra ante los que solo cabe pedir que Dios nos libre de ellos ya que con su actitud provocan a los demás, faltan el respeto a sus semejantes y causan, además de la lógica indignación de quienes padecen sus abusos, molestias que sin semejantes indivíduos no se producirían.
Y es que de unos años a esta parte, la sociedad en su conjunto ha experimentado una pérdida de valores que fomentan el florecimiento de esta molesta especie de ciudadanos que por su incapacidad para respetar las normas no deberían tener sitio entre las personas civilizadas cuya educación les impide proceder como es habitual entre estos insolidarios a los que nos referimos hoy.
Por eso queda tantas veces la duda si el evidente progreso de las tecnologías, que tantas ventajas aporta, no nos ha llevado por el contrario a esta sociedad consumista, agresiva, irrespetuosa que estos seres insolidarios encarnan...
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