jueves, abril 25, 2013

El drama del Paro.

Otra vez mas y en esta ocasión superando todas las previsiones y cifras anteriores, el paro ha vuelto a subir en España, situando la tasa  nada menos que por encima del veintisiete por ciento y colocando a nuestro país en la cola de la Unión Europea con esos mas de seis millones doscientos mil desempleados, con lo que ello supone de drama para miles de familias y para la estabilidad social y económica, situación que tiene su negativo reflejo también en Andalucía donde hemos batido el record con los mas de treinta y un mil parados que se han añadido a las listas del Servicio Andaluz de Empleo y coloca nuestra tasa en el 36,87 por ciento, superando ya el cuarenta por ciento en provincias como Cádiz, Huelva o Jaén...

No es de extrañar por tanto que entre las principales preocupaciones de los españoles - y los andaluces no somos ninguna excepción - se encuentre esta alarmante cifra de parados que no cesa de crecer y ante la que las autoridades parecen no encontrar remedio y solución pues no pasamos, mes tras mes, Encuesta de Población Activa tras Encuesta, de buenas palabras que poco o nada aportan para que al menos se pudiera vislumbrar cierto atisbo de esperanza.

Desde luego no es asunto fácil de arreglar y tampoco, según los analistas mas cualificados, nuestra estructura económica, basada mayoritariamente en una industria de la construcción que se ha desplomado, en los servicios y en el Turismo - única fuente de ingresos mas o menos estable, a pesar de la fuerte competencia de países emergentes de nuestro entorno - tiene capacidad para generar la actividad que pudiera paliar, al menos en parte, este auténtico drama del desempleo que afecta por igual al conjunto de las familias, a los mayores y desde luego a los jovenes, pero es evicdente que las medidas que hasta el momento se han ido adoptando por el anterior Gobierno y por el actual Ejecutivo no han dado fruto alguno, por mucho que se quiera vender lo contrario...

Esa es la triste realidad y los datos conocidos hoy mismo, la constatación de que por el camino de los recortes simplemente no vamos a ningún sitio.

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