lunes, marzo 12, 2012

Una penosa división

Acabamos de celebrar otro aniversario del terrible atentado de aquel fatídico 11 de mayo, cuando las bombas segaron la vida de tantos inocentes y sembraron, a partes iguales, el terror y la cólera en toda España ante semejante barbarie provocada por el fanatismo de unos pocos que de esta forma, según se dijo, quisieron castigar a nuestro país por su participación en la guerra de Irak...

Pero desde entonces, en una espiral de sinrazón inexplicable, los propios familiares de tantas víctimas, a los que se han sumado los de quienes habían sufrido el terrorismo de la banda criminal etarra, en lugar de unirse en la defensa del recuerdo de sus deudos, en lugar de buscar precisamente en el consenso perpetuar la memoria de quienes perdieron la vida en aquellos trenes cuyo recorrido cortaron de raíz las bombas y de tantos otros víctimas de ETA, en lugar de anteponer a cualquier consideración de carácter ideológico la memoria de los muertos y el sufrimiento de los heridos, han preferido mostrar públicamente sus discrepancias hasta el punto de que ayer mismo cada asociación de víctimas conmemoró el aniversario por su lado, ofreciendo al resto de los españoles una penosa división.

Triste y cierto, como cierto es también la tentación de los partidos políticos de tratar de manipular - y así se desprende de conductas y de declaraciones - este asunto en beneficio propio, mientras el resto de los españoles de bien asisten perplejos a estos incomprensibles enfrentamientos entre quienes no deberían tener otra finalidad y objetivo que el de honrar a sus muertos...

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