lunes, enero 30, 2012

Y siguen vivos en la memoria...

Catorce años han transcurrido ya, desde que en aquella fría madrugada sevillana, una llamada de mi compañero Eusebio Pérez, Jefe de los Servicios Informativos de COPE Andalucía me despertara para comuicarme el vil asesinato del Teniente de Alcalde del Ayuntamiento hispalense, Alberto Jiménez Becerril y de su esposa, Ascensión García Ortiz, que se había producido poco antes en la calle Don Remondo, en pleno centro de la ciudad. Catorce años ya, y siguen vivos en la memoria...

Y es que junto con el asesinato del concejal del Partido Popular en Ermua, este del matrimonio sevillano significó, sin duda, una de las mayores conmociones de la vida española y tal vez el punto sin retorno de una organización terrorista que nunca tuvo la menor razón de ser y que con hechos tan crueles como los comentados evidenció que por encima de cualquier ideología política, por encima de cualquier reivindicación, se encontraba instalada en la sinrazón y la locura.

Todavía resuenan en nuestro corazón aquellas palabras, recordadas hoy en algún periódico, pronunciadas por el entonces Teniente de Alcaldesa, Alejandro Rojas-Marcos, durante el Pleno convocado por Soledad Becerril para condenar el asesinato: "Desde esta Sevilla, ciudad de la alegría, de la paz y de la tolerancia, hemos de levantar un grito desgarrado de rebeldía, porque no nos rendiremos, no nos arrebatarán ni la alegría, ni la paz, ni la tolerancia, ni el amor de los unos a los otros y siempre nos mantendremos de pie aunque, uno a uno, vayamos cayendo todos". O aquellas otras del Cardenal Amigo Vallejo, al día siguiente, durante el funeral oficiado en la Catedral. "Desde nuestra fe cristiana podemos perdonar y hasta deseamos poder quereros como hermanos. Pero vosotros, los que tanto dolor y mal nos habéis causado, no nos podéis pedir que renunciemos a la justicia y a buscar sin descanso, y por todos los medios legítimos, la paz que tanto deseamos", en las que sin duda se resumen el dolor y la condena por tan cruel atentado.

Pero ya digo, en nuestra memoria viven ambos lo mismo que Blanco o los centenares de víctimas del terrorismo etarra al que hay que exigir que de una vez por todas entregue las armas y pida perdón a los familiares de aquellas y a toda España si es que de verdad quiere la Paz...

Esa que hoy precisamente celebran los niños en las Escuelas de toda España, supongo que incluído el País Vasco.

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