No es que se haya detenido. Ni siquiera que las perspectivas del problema inviten al optimismo. Por el contrario el drama del paro en España, cuya alarmante cifra de desempleados nos lleva ya a una cifra superior a los cinco millones doscientas mil personas, de los que mas de un millón doscientos mil corresponden a Andalucía, se incrementa mes a mes, año a año, constituyéndose no solo en la principal preocupación de los españoles sino en una alarmante situación de crisis cuyas consecuencias son impredecibles...
Si a esto añadimos - podríamos hacerlo con otros muchos y desalentadores datos - que el número de hogares españoles en los que ninguno de sus miembros trabaja supera, nada mas y nada menos, que el millón y medio y que existen en nuestro país mas de cuatro millones trescientos mil hogares sin ningún miembro activo, el panorama resulta, además de muy triste, verdaderamente inquietante.
Y está claro que si alguien tuviera la receta para resolver semejante tragedia humana, se entiende que la aplicaría, pero si en buena parte "de aquellos polvos vinieron estos lodos" habrá que pedir, habrá que exigir a quienes asumieron el poder recientemente, que se apliquen con el mayor empeño, inteligencia y sobre todo diligencia, en la búsqueda de soluciones procurando no cometer los mismos errores que nos han llevado a semejante estado de cosas...
Sabido es que varitas mágicas no se encuentran todos los días, pero aparte recortes que mejoren nuestra precaria economía nacional, aplíquense medidas que incentiven el consumo, la actividad industrial y comercial y seguro que con ello este problema cada vez mayor comienza a remitir a medio plazo.
¡Ojalá sea así!
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