Siempre he pensado y el tiempo y los acontecimientos han venido en muchas ocasiones a darme la razón que gobernar es tratar, sobre todo, de ser honestos, no mentir a los ciudadanos, resolver los problemas cuando estos se presentan, no vender humo, afrontar la gestión pública con buenas dósis de imaginación, trabajar con dedicación cada día y no considerar que el cargo es un premio sino una carga que obliga a servir al conjunto de la sociedad...
Eso es lo que siempre he pensado y lo que sigo pensando, por lo que cuando me encuentro una administración encogida ante la cruda realidad de la falta de recursos, las deudas, los impagos a funcionarios, proveedores y contratas, las protestas - justas y lógicas - de cientos de personas que, en la mayoría de los casos, lo único que pretenden con ello es recibir su salario completo a fín de mes y no con cuentagotas, como está ocurriendo desde hace meses en Jerez, ciertamente que me preocupa semejante incapacidad y no puedo por menos que deplorarla sobre todo cuando en campaña electoral se dijo, por activa y pasiva, que se "tenía solución para los problemas".
Y es que el "Arte" de gobernar - pues no cabe la menor duda que asumir un cargo en estos tiempos requiere arte - es algo mas que lo que, por desgracia, estamos pudiendo percibir en la ciudad, sumida en una profunda y preocupante crísis que si, tal vez tenga su origen en la despilfarradora y falaz gestión de la anterior Corporación presidida por la socialista Sánchez, pero cuya superación no se encuentra en reiterar semejante denuncia cada día sino en buscar y encontrar las vías necesarias para sacar a la ciudad del atolladero en que vive...
Ese es, entiendo, ese "Arte" que por el momento aquí brilla por su ausencia.
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