sábado, enero 28, 2012

Vuelo a ninguna parte

Pues estamos apañados aquí con la actividad aeronáutica y sus ramificaciones. Cuando no se acomete la construcción de un Aeropuerto fantasma - que por cierto cuesta un pastón - se cierra de un portazo una línea aérea, dejando en la calle a varios cientos de empleados y literalmente colgados, durante el fin de semana, a casi veintitrés mil pasajeros que han tenido que buscarse la vida para poder realizar el trayecto pretendido con esta compañía llamada Spanair sostenida hasta ahora por el Gobierno catalán...

Y no es que esto de las crisis empresariales sea algo nuevo, por desgracia, pero el sector al que nos estamos refiriendo en este comentario ha sido noticia negativa, lamentablemente, con demasiada frecuencia en los últimos tiempos y ya va siendo hora - aparte la posible y cuantiosa multa anunciada por el Gobierno ante este cierre sorpresivo - que se arbitre algún sistema de seguimiento y control por parte del Ejecutivo para que hechos como este no vuelvan a repetirse, especialmente si son debidos a mala gestión, mala planificación o aspiraciones hegemónicas de alguna Autonomía, como podría ser el caso que nos ocupa, por mucho que ahora se quiera argumentar la disculpa de las advertencias previas, y todo ese lenguaje justificativo de la clase política.

Tal vez con estas medidas, que a lo mejor la ideología neoliberal entiende excesivas, se acabaría de una vez por todas con estos vuelos a ninguna parte como el que acaba de ofrecer, con su desplante, la aerolínea Spanair...

Al menos eso saldríamos ganando.

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