jueves, enero 27, 2011

Los cafres sobran en el fútbol...

Estos tipos deberían ser expulsados de los campos de fútbol, por mucho que un arbitro haya perjudicado a su equipo , que un juez de línea - ¿a que espera el fútbol para utilizar las nuevas tecnologías que permitirían, sin duda, saber con certeza si existió fuera de juego o el balón traspasó la raya de gol? - decida, por su cuenta y riesgo que si o no hubo gol, por mucha pasión generada desde los propios clubes con vídeos, declaraciones de segundones del banquillo - cuando el principal se tapa como dirían los taurinos... - ya que nada de eso justifica la barbarie y lanzar una botella de agua, casi llena, lo es evidentemente...

Ya digo, estos sujetos que además son cobardes por naturaleza ya que se ocultan en la masa de un graderío,y en el buen nombre de una afición, que el protagonista del suceso tuvo el buen gesto de dejar al margen de la misma,  sobran en los campos de fúbol ya que no saben lo que es el civismo, la educación, la mesura. Incluso, por no saber, no conocen la verguenza si son capaces de poner en peligro la integridad física de otra persona simplemente por protestar algo que no les gustó del arbitraje de un encuentro o de la actuación del equipo contrario.

Y como hoy día existen medios para que la Policía, en primer lugar, y desde luego el propio Club en cuyo campo se produzcan hechos indeseables como el botellazo a Iker Casillas al término del partido entre el Sevilla y el Madrid, de semifinales de Copa del Rey, puedan encontrar al agresor, no debería transcurrir mucho tiempo más sin que el nombre del indivíduo en cuestión sea publicado en letra de molde en los periódicos, se le expulse del club, si acaso es socio o en todo caso se le impida la entrada a los recintos deportivos por una buena temporada y se le imponga una multa como escarmiento para su cartera...

Todo lo necesario para erradicar esta plaga, que no es solo del campo del Sevilla desde luego - como insinuan sibilinamente muchos ¿medios informativos madrileños? - sino que por desgracia se repite un día y el otro también por todos los rincones de España y es que de cafres tenemos nuestro país repleto.

Ya lo pintó Goya en su duelo a garrotazos...

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