viernes, enero 07, 2011

¿Cumplimos los buenos propósitos...?

Al igual que ocurre con las declaraciones navideñas llenas de paz, amor y generosidad, que suelen quedar simplemente en eso, en intenciones navideñas que ni se cumplen ni se mantienen, salvo claro está excepciones, habitual resulta entre nosotros - y quien lo niegue, miente - formular buenos propósitos cada vez que el almanaque salta de un año a otro, nos enfrentamos con las tradicionales uvas de la suerte - con las que más de uno se atraganta - y parece obligado anunciar a los demás que para el año nuevo nos comprometemos a...

Y se abre entonces una serie de propósitos; todos ellos naturalmente magníficos, saludables y buenos en sí mismo; que van desde hacer deporte a moderarnos en la comida, pasando por dejar de fumar - a esto ya nos obligan, Ley en mano, los actuales gobernantes - dedicar mas horas a la familia, a la lectura o al estudio, colaborar con alguna obra asistencial de forma altruista y un sin fin de cosas mas que, por desgracia, se irán quedando después en el mas clamoroso de los olvidos y si te vi no me acuerdo.

Pues contra el vicio de prometer está, sin duda la virtud de olvidar, que nuestra memoria es flaca y mucho mas lo es la voluntad de cada uno de cuantos, en el cambio de las hojas del calendario, parace como si quisiéremos comernos el mundo y después, nada de nada.

Vamos que es cosa de cumplir, pero eso es tan complicado a veces y tan molesto que se está mejor practicando el olvido que apartando el plato tentador que nos contempla desde la mesa, la copa de vino de Jerez que nos sale al encuentro o evitando el duro ejercicio de ponerse unas zapatillas deportivas y salir a la calle a correr un poco...y es que ya se sabe, que como dijo aquel, "correr es cosa de cobardes"...

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