Tratándose de tabaco, ninguna expresión mejor para resumir el contenido de este comentario que el que antecede y es que con la dichosa prohibición de fumar en todo tipo de locales públicos, que se hace extensiva a las cercanías de las puertas de los centros sanitarios o de los colegios y si me apuran, a la de los parques infantiles repartidos por toda la geografía urbana de cualquier ciudad que se precie, ahora el tema de debate, en Sevilla y Jerez - y supongo que por extensión también se hablará de ello en Córdoba, la estival feria malagueña o en las fiestas Colombinas de Huelva - es si se podrá fumar o no en las Casetas de Feria...
Vamos, una auténtica cortina de humo, para que el personal se ocupe de tan esencial cuestión y deje de especular con la crísis económica, el alargamiento de la edad de la jubilación, la reforma de las pensiones, el creciente y preocupante número de desempleados, el despilfarro de las Comunidades autónomas y otros muchos asuntos de idéntico tenor que son los que de verdad preocupan a los españoles.
Pero para eso está el cigarro y está - como vivienda efímera de alrededor de una semana - ese recinto mágico, de lona de rayas de colores en la sevillana Fería de Abril o esas hermosas y estéticas recreaciones de caserios andaluces, naves bodegueras, patios andaluces y un sin fin de propuestas artísticas más con las que se decora la jerezana Feria del Caballo y aquí lo importante - hábilmente manejado por quienes saben de esto y por sus Medios corales - es que nos entretengamos con el humerio del cigarrillo o del puro y aparquemos, de momento, lo verdaderamente serio y preocupante...
¡Que habilidad!
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