Como si de una película del oeste se tratara, los periodistas españoles que trabajan, o tratan de hacerlo, en el vecino Reino de Marruecos se están encontrando con un portazo en pleno rostro cuando de llevar a cabo su trabajo para informar de la situación en el Sahara se trata y así, en una imparable sucesión de acontecimientos, se ha expulsado - previa retención - a varios compañeros de la Cadena SER, se ha retirado la correspondiente credencial al Corresponsal de ABC en Rabat y se ha impedido la llegada a El Aaiún de otros que intentaban tan solo informar de lo que allí está ocurriendo, alegando para ello el ministerio de Comunicación marroquí "practicas de animosidad y falsificación de los hechos..."
Y a todo esto la propia ministra de Exteriores española se ha limitado, en unas declaraciones a la televisión estatal, a informar que tratan desde su departamento de solventar estas lamentables situaciones pero que nada tiene que decir "al vecino y amigo marroquí", adoptando una vez más el Gobierno del Reino de España una actitud incomprensible y claudicante que a todos nos deja perplejos y desde luego a los profesionales de la información de nuestro país indefensos, a merced de la arbitraria actuación de las autoridades del país vecino.
Vamos, que los periodistas emulan en este caso y a la fuerza, por la total ausencia de apoyo de su Ejecutivo, al valiente Sheriff de aquella célebre película al que todo el mundo decía apreciar pero al que nadie, absolutamente nadie, tendía la mano...
Triste, muy triste, pero auténtico.
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