viernes, noviembre 19, 2010

¿No se pide demasiado a los Abuelos?

En esta sociedad excesivamente consumista que nos ha tocado vivir, por el ritmo creciente de la propia vida, la necesidad de que ambos miembros de la pareja trabajen, para poder pagar hipotecas, vehículos, televisores de plasma, colegios o guarderías de los hijos, viajes de vacaciones y un largo etcétera, cada vez mas se les pide - ¿no sería mejor decir, se les exige? - a los padres de ella y de él, es decir a los abuelos, que asuman una serie de obligaciones que rebasan muchas veces el límite de sus propias fuerzas físicas y de sus capacidades mentales y que los someten a una cruel tensión...

Viene esto a cuento por la noticia, aparecida en los diarios hace unos días, de que un abuelo que fué al colegio a recoger a su nieto, por confusión, atolondramiento o tal vez por despiste acabó llevándose a otro niño con el que no le unían lazos familiares, lo cual naturalmente además de convertirse en noticia curiosa acabó provocando en el centro educativo, en las familias afectadas y en el propio protagonista de la historia una indudable conmoción.

Y piensa quien esto escribe que en el anciano, en ese abuelo confundido, un terrible impacto emocional, un disgusto enorme que por supuesto, por su entrega a su propia familia, por su servicial actitud para con los suyos no merecía, ni mucho menos...

Por eso cabe preguntarse, una vez más, si ¿no estamos pidiendo demasiado a los Abuelos?. Si no se les está cargando con responsabilidades que no son suyas, en modo alguno, y que otros - los padres, por supuesto - deberían asumir. Y también es necesario preguntarse si la sociedad de nuestro tiempo, en la búsqueda del bienestar, no está demasiado insensible en casos como el que nos ocupa hoy que por jocosos que pudieran parecer son ciertamente muy tristes.

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