La idea de cobrar a los viajeros de algunas líneas aéreas - Iberia, por ejemplo, lo pretende - por sus maletas, como lo vienen haciendo desde sus comienzos las llamadas compañías de bajo costo - low cost - no hace sino añadir otro inconveniente más a quienes se quejan, y con bastante razón por cierto, del deterioro progresivo de los servicios que reciben por parte de ciertas empresas que con el paso de los años han ido suprimiendo todo lo que pudiera contribuir al confort de sus pasajeros para establecer una atención bajo mínimos a sus clientes, en la que ni zumo, ni prensa, ni espacio casi para introducir las piernas con respecto al asiento de delante...
¡Vamos, una tortura consentida esto de los vuelos, especialmente en lo que a trayectos nacionales se refiere...!
Y ahora, encima de extraviar dentro del espacio europeo - asunto que ha sido denunciado por el Comisario de Transporte de la Unión, recientemente - diez mil maletas - que se dice pronto - cada día, para equilibrar cuentas y resultados, que no son todo lo boyantes que fuera menester, pague usted por su maleta a la hora de facturar el equipaje para trasladarse de un lugar a otro.
Después, las compañías aéreas se quejan de la competencia del ferrocarril y, sobre todo, de la llamada Alta Velocidad, pero no se paran a pensar que a la rapidez, confort y numerosas atenciones que el viajero recibe y donde ni hay que quitarse los zapatos, ni dejar un jarabe para la tos, ni un gel, para poder subir al vagón, hay que unir también que las estaciones están, practicamente en todas partes, en el propio corazón de las ciudades y no a varios kilómetros, como los aeropuertos, y encima uno puede cargar con cuantos kilos de equipaje le parezca...ya que eso nunca será problema para el transportista sino para el propio viajero.
Total, un incentivo más para viajar en avión...
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