Pensé en escribirte esta carta ayer mismo, pero después pensé que mejor sería hacerlo hoy, una vez que tu cuerpo hubiera reposado en la tierra que te vió nacer y a la que, apasionadamente, has servido, con amor, lealtad y entrega, durante toda tu vida de periodista radiofónico, de Radio Vida, escritor, pregonero y cofrade... Ya digo, intenté incluso dirigirte esta carta ayer mismo, pero finalmente no pude ya que la tristeza de tu repentina muerte me nublaba las entendederas...
Hoy, tras verte tan sereno, en la paz de Cristo, tras escuchar a nuestro común amigo Carlos, que nos ha recordado momentos inolvidables que los tres - y algunas veces con la presencia de Mari también - y Alberto siempre desde los Estudios en la calle Rioja, pudimos vivir en ese balcón imprescindible de la Campana, en la madrugada Santa de Sevilla, cuando el nudo emocionado en la garganta y las lágrimas te impedían continuar el relato, ¡que llegaba tu Macarena!, tan nuestra también, al regresar del Camposanto, al que seguro hubieras dedicado una de aquellas "Buenas tardes, Señor Alcalde" - que hay que ver como tienen el Cementerio de San Fernando, en visperas de las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos - me he sentado ante el ordenador y tras repasar tus últimos "e-mail", he querido dirigirte esta misiva, que tiene destino cierto: el cielo.
Porque tu "vecino", Jesús del Gran Poder, tu gran amor, esa Esperanza Macarena por la que bebías los vientos y por si algo faltara, tu "monjita" que a fuerza de bondad y entrega a los pobres llegó finalmente a los altares - ¿hace falta acaso citar el nombre de Sor Ángela? - han sido sin duda tu "llamador" para que las puertas que San Pedro controla se hayan abierto, seguro, de par en par, que la misericordia de Dios no admite interpretaciones humanas.
Por eso esta carta, con destino cierto que estará seguro ya entre tus manos, con el abrazo de tu amigo.
4 comentarios:
A José Manuel del Castillo.
Hoy cierro el micrófono que tantas veces abrí en la radio.
Apenas tenía los 19 cuando llegué a la calle Vírgenes, donde la voz sonaba con mayor intensidad a través de las Ondas de Radio Popular hoy cadena COPE. Era vísperas de nuestra semana grande, cuando Sevilla, la ciudad que tanto amabas, más hermosa se ponía.
Empezaba un largo caminar por el sendero de la radio, era mi primera Semana Santa llevándole a los sevillanos los sonidos de los momentos más bonitos de cada hermandad, y tú, José Manuel, ponías la voz y los sentimientos. No sé si era más bello ver la cofradía en la calle o poner la radio y escucharte.
A partir de ahí, sabía que esto era como el capataz y su cuadrilla de costalero; tú, la voz, yo, el sonido.
Sólo hacia falta una mirada para saber qué música querías en cada momento. Siempre tenías palabras que decir cuando abría el micrófono inesperadamente porque se había acabado la canción, echando un cable al compañero y haciendo de lo inesperado un completo dominio.
Y juntos andamos por los caminos que nos llevaban hasta El Rocío, donde hemos retransmitido tantas veces desde el balcón de Villamanrique de la Condesa, el paso de las hermandades. ¿Qué le voy a decir a nuestro amigo el municipal cuando me pregunte el año que viene dónde está José Manuel del Castillo?... o en la aldea, el sábado en la recepción de hermandades, o en la misa de Romeros o el lunes, que desde ese lugar privilegiado, retransmitías la emoción de la salida de la Virgen…
Programas dedicados al Corpus, a la Virgen de los Reyes, elogios de la Navidad, pregones… tantos y tantos programas que hemos realizado juntos y los que teníamos aún pendientes.
Pero el Señor del Gran Poder, que tan cerquita lo tenías y tu Virgen de la Esperanza Macarena como te gustaba llamarla, han querido que tu voz esté ahora más en el aire que nunca, sin necesidad de un micrófono.
Nos has dejado de la forma que estoy seguro nunca te hubiese gustado, sin despedirte, como si hubiese habido un corte en la emisión, y cuando vuelve, la voz que se oye es otra distinta…
Recuerdo que siempre me decías – “avísame cuando quede un minuto para despedirme”.
No he tenido tiempo de avisarte, porque el reloj de tu vida, de tu Radio Vida, estaba adelantado con el mío y me miras para decirme que suba la sintonía que el programa termina.
Pero tu voz, no se hará silencio, siempre estará en los oídos de los que te supimos oír, tu voz siempre estará delante del micrófono que yo tenía preparado para ti.
José Alberto Ceballos. Técnico de Sonido de COPE Sevilla.
Estoy de acuerdo contigo,Alberto. Uno no sabe bien si era más bonito ver la Cofradía en la calle que "verla" con la imaginación y el alma, en la voz de José Manuel, que ese era su arte...
Hermoso comentario, que sumo al mío y hermosa lección de amistad.
Un abrazo fuerte
Desde el emocionado recuerdo de las madrugás vividas y el nostálgico de las escuchadas, elevo mi plegaria por su eterno descanso a mi Virgen del Pilar.
Sin lugar a dudas, Jorge, "Ella" lo habrá recibido en la Gloria, ya que "Macarena" le había hablado de como José Manuel elevaba su voz para cantar a la Virgen...
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