Las ventas de automóviles.

Según los datos conocidos recientemente, en septiembre pasado subieron las ventas de automóviles - de acuerdo con las cifras facilitadas respectivamente por fabricantes y vendedores - en un porcentaje que se sitúa alrededor del 18%, lo que ha permitido cortar la negativa racha, de varios meses, en que la caída del sector se había llegado a convertir en preocupante y todo parece apuntar a que esta reactivación ha venido de la mano de ese denominado Plan 2000E impulsado por el Gobierno, como salvavidas para la industria automovilística de nuestro país...

Y está bien eso de que, en tiempos de crísis, se adopten medidas para estimular, para incentivar el consumo, que naturalmente se contrae cuando los números rojos aparecen en la cartera, en el ahorro, en el mercado laboral, en los créditos o en las hipotecas de las ciudadanos, ya que esta es una de las fórmulas para tratar de superar la época de vacas flacas.

Claro que cuando uno escucha, tras la remontada de ventas, que habrá que seguir ayudando al sector ya que el referido Plan mágico tiene plazo de caducidad, no puede por menos que preguntarse si, cuando las vacas gordas los fabricantes del sector de la automoción y las empresas concesionarias que se encargan de las ventas, con sus beneficio - que desde luego los tuvieron - pensaron que en lugar de chupar la teta como ahora, podían dedicar parte de aquellos a engrosar las arcas del Estado, aunque fuera para emplear ese dinero, por ejemplo, en gastos de carácter social, en la promoción de la cultura o en el fomento de la investigación.

Y es que, a la hora de pedir, estamos todos aquí bastantes listos, aunque cosa diferente es a la hora de devolver la ayuda que se ha recibido, en época de crísis.

Algo no funciona en el actual sistema de mercados y en la estructura económico-f¡nanciera de nuestra sociedad...