Vaya por delante que a uno ni le va ni le viene el equipo de fútbol del Real Madrid y que, cuando era lo que fué, no tenía el menor inconveniente; es más sentía verdadera alegría; en unirse al júbilo general cuando el equipo de la capital de España ganaba algún título, especialmente los de ámbito continental...
Vaya esto, para evitar equívocos. Claro que siempre uno ha pensado también que el club madrileño ha sido un favorito, un protegido, un bien tratado por los medios informativos y no especialmente los de la ciudad del Oso y el Madroño sino, en general, de cuanto papanata llamado periodista deportivo se ha dedicado a exaltar las grandezas y glorias de los galácticos olvidando, a lo peor, que en su propia ciudad, en su tierra más cercana, otros equipos sin tanta protección mediática y de la otra también han escrito, aunque no con tanta profusión, páginas brillantes, que bien merecían estímulo y apoyo.
Y uno no ignora, ya que conoce el paño, que el madridismo ha deparado significativos beneficios en aquellos medios informativos que lo han venido arropando, pero eso no puede justificar tanta falacia y, por que no decirlo, tanta caradura a la hora de tratar temas como el desmesurado y super millonario fichaje de un tal Cristiano Ronaldo, por el que se acaba de comprometer - que se sepa - una cifra muy cercana a los cien millones de euros, es decir, toda una inmoralidad teniendo en cuenta la realidad que nos circunda...
Ya se podrán argumentar futuros réditos con este fichaje y su positiva repercusión en la imágen - marketing puro - del Real Madrid, pero aun así no dejará de ser un ejemplo pernicioso para la sociedad de nuestro tiempo, un arma de doble filo para la normal contratación de los profesionales del fútbol y, por supuesto, una bomba de relojería para el futuro de los clubes que por este camino de "florentinadas" camina indefectiblemente hacia el abismo.
Y es que por muy artístico que pueda ser un regate o muy espectacular un gol, es ciertamente inmoral que se pague tan astronómica cifra y que yo sepa hasta el momento todos miran hacia otro lado...
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