De algunas personas y especialmente de algún político, que comenzó siendo obrero y ahora ya es de pleno derecho profesional , no se puede esperar otra cosa pués la demagogia ha sido compañera habitual de su actividad durante los muchos años que viene ejerciendo, eso sí con el respaldo de los ciudadanos de su pueblo, la alcaldía de Puerto Real...
Se trata de José Antonio Barroso, ahora imputado por la Audiencia Nacional por un posible delito de injurias al Rey, al que ha prodigado calificativos que se mueven ciertamente en el resbaladizo terreno del insulto, de los que al conocer su citación judicial, se ha ratificado sin cortarse lo más mínimo en un ejercicio de contumacia verdaderamente lamentable, si se tiene en cuenta que la descalificación del Jefe del Estado y de su familia viene de la mano de quién, hace algunos años, y como Alcalde de la villa realenga prendió en el pecho del Monarca la Medalla de Oro y brillantes - posiblemente tan lujosa condecoración estaría sugerida por la militancia obrera - del pueblo del que es Alcalde y que con ocasión de una visita a una instalación industrial , asentada en su término municipal, del Principe de Asturias se complacía públicamente en recabar su visita a la ciudad...cuanto antes.
¿A que viene entonces tanta proclama republicana y tan obstinada censura al Rey?
Porque se puede ser republicano y tratar de apoyar la recuperación en España de dicha forma de Estado, se puede criticar la actuación de la Monarquía y pedir que, como cualquiera otra instancia de nuestro país, deban explicarse públicamente las Cuentas de la Casa Real, pero de eso a arremeter toscamente contra la figura del Jefe del Estado va todo un abismo, en el que desde luego ha caido el cuasi perpétuo Alcalde de Puerto Real al que por lo visto la alternancia política no debe parecerle un valor democrático al uso por lo que a él mismo respecta, aunque la exija para el Monarca y su familia.
Lo dicho, contumaz demagogia, aunque esto en dicho personaje no es, por desgracia, nada nuevo...
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