A finales del pasado mes de septiembre, en las páginas del diario El País y firmado por Román Orozco, apareció un artículo titulado "La cabeza de Monteseirín", oportunamente distribuído eso sí por el entorno del afectado, en el que el compañero periodista advertía al PSOE de las consecuencias que podrían derivarse del inexplicable - según afirmación del autor del comentario - acoso que viene sufriendo el Alcalde de Sevilla por parte de un amplio sector de compañeros de su propio partido y a cuyo frente se encuentra el Secretario General Provincial de la organización al que se atribuye el objetivo de sacar a Monteseirín de la alcaldía...
Se mencionan además, en el referido comentario, los antecedentes de Cádiz y Málaga, donde una torpe sustitución de quienes eran sus candidatos naturales, ha privado desde entonces al Partido Socialista de volver a conquistar el poder en ambas ciudades donde lo había ejercido con anterioridad, desde las primeras elecciones democráticas y hasta 1995, fecha en que sus propias divisiones internas lo llevarían a la oposición donde aún permanece.
La advertencia no es solo clara sino muy oportuna y no es que desde este post se trate de defender o apoyar al actual regidor hispalense sino de significar que algo que el electorado no soporta ni admite es, precisamente, la división, el cainismo dentro de las organizaciones políticas.
Por eso y aunque Monteseirín gobernaría en una primera ocasión con el apoyo del partido Andalucista y en la actualidad lo hace en coalición con Izquierda Unida, lo cierto es que ha logrado retener la alcaldía de Sevilla, desde 1999 para el PSOE, a pesar de su discutida figura y de su controvertida gestión y este acoso y derribo de su propio partido bien se le podría volver en contra a la organización en la que milita y dejar paso franco al gobierno de la ciudad de la Giralda por parte de otra fuerza o coalición; que por cierto ya las hubo...
Y no es que a nosotros y a muchos electores nos importe que esto suceda; aunque desde luego la alternancia política no es solo buena sino conveniente; pero a quién si debe preocuparle es al propio PSOE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario