La noche del jueves, en la frontera con el viernes, se inicia oficialmente la Campaña electoral para las Municipales, es decir, el tiempo en que las distintas formaciones políticas que concurran a los comicios, en cada ciudad, deben esforzarse en explicar a los posibles votantes las claves de sus respectivos programas y lo que los diferencia de los otros partidos que aspiran a conseguir el mayor número de concejales...
Claro que esa es, simplemente, la teoría. En la práctica, el ciudadano viene soportando pacientemente, desde la mitad de la legislatura que concluirá el próximo domingo 27 de mayo, lo que los políticos e incomprensiblemente también muchos periodistas denominan, con auténtico descaro - el de los primeros se entiende - pre campaña que no es otra cosa si no hacer proselitismo, propaganda, incluida desde luego la descalificación del adversario, con cargo el presupuesto público, que para eso están en los cargos y no es el caso de perder tal oportunidad.
Es decir, que a partir de esta noche, como en los dos años precedentes, cuando menos, leña al mono que eso de explicar a los electores el contenido de un programa, los posibles pactos post electorales, lo que uno gana en su actividad privada y lo que ganará, si gana, no deja de ser una verdadera lata y tampoco estamos para eso.
Así las cosas, nada puede extrañar que muchos ciudadanos se planteen seriamente abstenerse o cuando menos, votar en blanco, claro que con la Ley electoral que nos contempla - la célebre Ley D´Hont - tampoco tales actitudes conducen a nada práctico ya que quién vota en blanco, a la postre beneficia claramente a los partidos mayoritarios, al computarse sus votos como válidos y sumarse a los conseguidos por todos los partidos, encareciendo el valor de cada escaño en juego a la hora de prorratear el número de sufragios necesarios para adjudicar las concejalías en juego...
Total, ¡como para estar contentos con esta Ley, esta situación y estos políticos!
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