Si algo le faltaba al PP, de cara a las inminentes elecciones municipales y autonómicas y a las que, tras ellas vendrán, para elegir el Partido que gobierne España en los próximos cuatro años, es este turbio asunto que tiene al ex vicepresidente Rato en el centro del foco y que ha venido a colmar el rechazo de la opinión pública española con la corrupción de los políticos y que de manera muy especial impacta en la línea de flotación de un Partido ahora con mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados y en el Senado, amén de prácticamente en el llamado estado de la Autonomías y en casi todos los Ayuntamientos de las ciudades mas importantes de nuestro país...
Está claro que, como insisten los Populares este asunto de Rato, sobre el que deberán pronunciarse los tribunales todavía, es problema de índole particular, pero vaya usted a convencer al paisano de que esto es así y no una consecuencia mas de la generalizada corrupción que afecta a un buen número de miembros de la clase política, empresarial y sindical española, que como en otros casos ya ha dictado sentencia sobre el mismo y sobre quién, símbolo del PP en anteriores épocas, lo protagoniza con detención mediática incluida - que por supuesto contribuye a la comentada condena por parte de un elevado número de ciudadanos.
En este escenario se alzan voces ya, algunas de prestigiosos analistas de la política española, que hablan de la necesaria regeneración del centro derecha de nuestro país por entender que al PP y a sus máximo dirigente se le ha pasado la oportunidad de comparecer ante los ciudadanos y en lugar de dedicarse a señalar la paja en el ojo ajeno - léase Podemos o Ciudadanos, porque lo del PSOE ya es endémico y se da por sabido en actitud recíproca a lo que los socialistas han adoptado siempre como dialéctica habitual - y reconocer que en el propio hay toda una viga que lastra su credibilidad, acrecienta la antipatía por la marca y por muchos de sus representantes y desde luego pone en serio peligro su continuidad en el poder...
Y es que no todo es hablar de los éxitos de la macroeconomía, que en modo alguno beneficia a millones de españoles, para que quienes mandan en Europa nos den palmaditas en la espalda mientras el conjunto de la opinión pública sigue aguardando medidas que regeneren nuestra vida pública, que bien se podrían haber aplicado contando con el apoyo absolutamente mayoritario de las dos Cámaras, aunque el PSOE amenazara con anularlas cuando llegue al poder, como ha venido haciendo casi siempre.
Mal, muy mal, tiene el horizonte el PP y con esto de Rato, aún peor...
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