En un país cuya enseñanza ocupa un lugar ciertamente preocupante con respecto a otros de parecido nivel y circunstancia y del que se acaba de conocer que en el marco de la Unión Europea ocupa el primer lugar - que no es precisamente ni bueno ni honroso - en fracaso escolar cuya tasa es de casi el veintidós por ciento entre jóvenes de 18 y 24 años, porcentaje que para colmo nada menos que duplica la media comunitaria, no es de recibo que en una reunión convocada por el Ministerio de Educación - sobre cuyo titular y su altanera manera de actuar no es nada dudoso quién esto escribe - cinco representantes de sus regiones, llamadas Autonomías decidan levantarse y dejar con la palabra en la boca al citado ministro y demás asistentes, sin haber siquiera comenzado a debatir el orden del día...
Y es que en cuestiones de Estado, con las concesiones de la llamada Transición para que de la dictadura a la Democracia pasáramos sin complicaciones, se cedió demasiado y con el transcurso del tiempo en lugar de ir alcanzando la necesaria normalidad no solo hemos retrocedido hasta situaciones esperpénticas como la que nos ocupa sino que hemos creado un permanente conflicto por razones ideológicas precisamente entre los Partidos mayoritarios que son quienes tenían y tienen la enorme responsabilidad de lograr acuerdos en todas ellas, tales como es la propia Educación, la Sanidad la organización laboral o la Justicia por mencionar tan solo algunas de las que lastran en este momento la vida española.
Por eso digo que no es de recibo lo ocurrido en la referida reunión del Ministro de Educación y los representantes de las Autonomías que decidieron ausentarse para rechazar las nuevas evaluaciones finales de ESO y Bachillerato, el modelo de becas y las "imposiciones" del Ministerio, según han manifestado a la salida de dicho encuentro, actitud que bien pudiera estar relacionada con la proximidad de las elecciones autonómicas según han indicado los representantes de las Comunidades gobernadas actualmente por el Partido Popular...
Total, todo un lamentable espectáculo cuyas consecuencias recaen directamente sobre nuestra maltrecha política de Educación y consecuentemente sobre los estudiantes. Un bonito ejemplo de la preocupación de los políticos por los problemas que afectan al pueblo.
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