domingo, abril 26, 2015

Estamos poco felices y es natural.

Que hayamos perdido, según nos cuentan, varios puestos en el índice de felicidad que con diversos parámetros se elabora entre los países del mundo y que se acaba de hacer público nuevamente hace tan solo unos días, parece normal después de los recortes que desde hace años ha debido soportar el conjunto de la sociedad española y que, como siempre ocurre en estos casos, afectan muchísimo mas a las clases menos pudientes; es decir a todos aquellos que dependen de un salario o de una pensión para cubrir sus necesidades vitales y por supuesto a quienes han perdido su puesto de trabajo...

Y no es que esté mal, de entre un total de ciento cincuenta y ocho países, ser el que ocupa el puesto treinta y séis, aunque en el anterior estudio elaborado por un panel de expertos de las Naciones Unidas - que digo yo se podrían dedicar mejor a encontrar la solución para evitar los miles de muertes que cada año se producen entre quienes pretenden llegar a nuestras costas en una patera - estuviéramos bastante mejor situados, pero el retroceso indica que nuestro Producto Interior Bruto o la esperanza y calidad de vida en España, la libertad que los ciudadanos perciben para poder tomar decisiones, los niveles de ingresos o el apoyo a estos por parte de los poderes públicos han experimentado un notable retroceso que es el que sin duda provoca el descontento general.

Según el referido estudio a nuestro país se le asignan algo mas de seis mil trescientos puntos, a bastante distancia de los mas de siete mil quinientos que se adjudican a Suiza, el país considerado con mayor índice de felicidad de sus ciudadanos, pero además en cuento a los cambios experimentados entre los años 2012 y 2014 España figura en el poco honroso puesto 119 de entre un total de ciento veinticinco naciones estudiadas lo que ratifica claramente la lógica de esa pérdida de felicidad nacional...

Todo un logro...

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