viernes, enero 09, 2015

Blasfemia es matar en nombre de Dios.

Matar en nombre de Dios no puede ser bueno; es mas se trata del mayor pecado que pueda cometer un hombre que se precie de religioso y como tal seguidor de alguna de las religiones monoteístas que en el mundo son y cuya enumeración por conocidas parece no ser necesaria de añadir a este comentario. Matar en nombre de Dios, además de un crimen, supone blasfemar precisamente contra lo mas sagrado que por venir de El tenemos y que no es otra cosa que la vida, aunque se trate de justificar semejante barbaridad como merecido castigo contra la blasfemia que algunos iluminados ven en atreverse a dibujarle, incluso a su Profeta, como se ha hecho en el Semanario satírico francés "Charlie Hebdo"...

Es triste, muy triste, que ciertos creyentes entiendan que para defender sus principios religiosos hay que llegar al extremo de arrebatar violentamente la vida a otra persona, pero mucho mas lo es la iniquidad que supone el tratar de aprovechar estas situaciones que de vez en cuando padecemos para justificar criterios ideológicos, arremeter contra quienes no piensan como uno o para insultar de forma ruin y artera incluso a las propias víctimas de esta barbarie, como algunos personajes españoles han hecho en estos días.

Por eso, ante el atentado que en el país vecino han sufrido no solo profesionales del periodismo - que daría igual si lo fueran de cualquier otra actividad - y con ellos la libertad de expresión, que cada cual utiliza a conveniencia muchas veces, no solo hay que solidarizarse con las víctimas, sino deplorar que el fanatismo religioso pueda finalmente convertirse en cauce para que la política irrumpa como justificación para llevar a cabo actos tan execrables como el que hoy nos ocupa.

Descanse en paz las víctimas de la revista francesa, asesinadas por ejercer el periodismo con libertad y que el Dios en cuyo nombre se les ha quitado la vida les haya acogido en el Paraíso al que anhelan llegar quienes contra ellas han atentado...

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