Se conmemora el setenta aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz que los nazis del III Reich situaron en Polonia y donde fueron exterminados mas de un millón de prisioneros, la mayoría de ellos judíos, en una de las mayores infamias cometidas por un régimen dictatorial que durante la II Guerra Mundial tuvo como una de sus locuras ideológicas lograr la pureza de la raza aria, provocando para lograr su demencial propósito la muerte de quienes consideraba un obstáculo para ello, especialmente judíos, gitanos y homosexuales...
Este campo de concentración, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, se ha convertido quizá en el símbolo de lo que supuso el Holocausto, que algunos ahora tratan de ignorar, y recordar la salvajada que allí se cometió, como se ha hecho ayer mismo no solo en Polonia sino en otros muchos lugares del mundo, entre ellos España, es además de plena justicia, una obligación moral especialmente del conjunto de los europeos que tantas veces hemos tratado de olvidar semejante barbarie aunque durante la persecución judía por parte de las SS hubiera no pocas personas que por su comportamiento ejemplar merecieron - entre ellas siete españoles - el título de "Justos entre las Naciones" por arriesgar la suya propia para salvar vidas de prisioneros o perseguidos judíos.
Es esta la Memoria Histórica que debemos reivindicar. La que recuerda que la vida es sagrada y que todo ser humano tiene el derecho a vivir en libertad, a manifestar sus creencias y al respeto y dignidad a la hora de su muerte. Por eso, ante hechos como los acaecidos en los barracones y cámaras de gas de Auschwitz no puede uno por menos que sentir una profunda tristeza y una gran vergüenza...
No hay comentarios:
Publicar un comentario