La situación de la Justicia española, ahora que se acaba de iniciar el llamado Año Judicial, no es precisamente la mas deseable ya que a las contínuas polémicas sobre cada una de las Sentencias que se producen en esos casos llamados mediáticos, habría que añadir las acusaciones partidarias que se formulan sobre determinados Jueces desde diversas instancias y sectores ideológicos, las diferentes tendencias conservadoras y progresistas de los profesionales llamados a impartir justicia, las presiones indisimuladas - ahí está el caso de los ERE en Andalucía - sobre algunos Jueces para que aceleren la instrucción de sus causas en la que la posible imputación de aforados les obligaría a elevarlas a la Audiencia Nacional y otra serie de asuntos y circunstancias que han convertido uno de los pilares de toda Democracia en tema de controversia y desconfianza entre la ciudadanía...
Y es no solo lamentable sino triste que esto ocurra, ya que disponer de una justicia respetada por todos y especialmente por parte de los responsables políticos es algo fundamental para la consolidación democrática, para la convivencia del conjunto de los ciudadanos, para el fortalecimiento de los principios de libertad e igualdad y para la salvaguarda del Estado de Derecho.
Pero no caminamos por ese sendero y por días el desconcierto del conjunto de los españoles, con respecto a la Justicia, es mayor y no menor el descrédito de esta al que contribuyen en buena medida tanta estrella como aparece en el escenario de nuestra actualidad pretendiendo acaparar todos los focos mas en propio beneficio que en lograr consolidar el prestigio de la Institución...
Y por lo visto nadie considera prioritario poner coto a este estado de cosas.
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