viernes, julio 06, 2012

Fiestas de verano...

Si la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de la gente de la mar, es sin duda el punto de partida de cuanto acrisola el verano, el aldabonazo del estío lo proporcionan las populares e internacionales fiestas de Pamplona, los Sanfermines que con sus encierros, sus corridas de toros y su "calimocho" abundante  y descontrolado suponen evidentemente el punto de partida de la gran fiesta veraniega que España vive cada año, con crísis o sin ella, de un extremo a otro de la llamada "piel de toro", en la que se dan cita los festejos del quince de Agosto - la Asunción de la Virgen concretada en tantas y veneradas Advocaciones - la ya referida festividad de la Reina del Carmelo y los citados gozos pamplonicas y un inacabable número de celebraciones que van desde la fiesta en honor del Patrón de España, al traslado este año de la Virgen del Rocío, Patrona de Almonte, desde la aldea marismeña a su pueblo en el que permanecerá por espacio de nueve meses...

Veladas, Verbenas, Ferias, repartidas por los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía con las que cada cual procura pasar los rigores del estío y que en el caso de los pequeños núcleos de población hacen posible el reencuentro de aquellos - los menos - que se quedaron en el mundo rural y aquellos otros - los mas, sin duda - que buscando una vida mejor, con mayores oportunidades, con horizontes mas prometedores se marcharon a la ciudad, en la que tantos y tantas veces se encontraron con la frustración cierta de la falta de trabajo, de una vida llena de carencias y privaciones, de una realidad bien distinta y mucho mas dura de la que siempre soñaron.

Son las pasajeras alegrías de nuestros veranos, esas que como vienen se van y que apenas duran unos pocos días o unas cuantas horas a lo sumo, pero que al menos sirven para que los problemas se aparquen y ellas y ellos se reencuentren con la Imágen de su veneración, con el miedo ante la embestida de los toros, que no paran de correr en su alocada carrera hacia el Coso de la Misericordia, con el agotador y polvoriento cansancio de toda una madrugada en camino hacia el Chaparral, donde podrán nuevamente contemplar la excelsa hermosura de la Pastora almonteña...

Fiestas de verano. Un respiro, al menos. Un soplo de aire fresco en esta aconjogada situación a la que banqueros, políticos visionarios e incompetentes, frescos y caraduras, ladrones desalmados, nos han llevado a quienes - esa es nuestra culpa - un mal día confiamos en ellos.

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