viernes, julio 27, 2012

Botellona y violencia juvenil

El asunto es, por antiguo y repetitivo, recurrente, pero a pesar de que con cierta frecuencia se convierte y por desgracia en noticia de primera página, nuestra cómoda sociedad, tan igualitaria, tan democrática, tan liberal, tan tolerante, tan así, pasado el primer minuto vuelve a mirar hacia el otro lado y si te vi no me acuerdo, hasta que nuevamente otro suceso venga a conmocionarnos por su crudeza, por sus lamentables consecuencias, como acaba de ocurrir en Jerez, donde un joven, de apenas dieciséis años, ha perdido la vida a manos de otro, con un par de años mas, que en el curso de una pelea en terrenos del Botellódromo le apuñaló al parecer y según han contado las crónicas en varias partes del cuerpo, causándole la muerte...

Ya digo, que esto ni es nuevo ni por desgracia produce mayor efecto que una ligera lamentación de todos nosotros y poco mas. Y así, estas escenas de violencia que con mas reiteración de la deseable y permisible se producen por toda España y en nuestra tierra, en Andalucía, se han incrementado en los últimos años de forma bastante preocupante, no acaban de ser erradicadas de una vez por todas ya que en las zonas donde los menores se concentran un fin de semana y otro, a las que se les ha venido a denominar "Botellódromos", ni suele haber cobertura sanitaria, ni se controla el consumo de alcohol - prohibido a los menores, por cierto - ni desde luego se cuenta con un despliegue policial y de la necesaria Vigilancia que pudiera intervenir eficaz y rápidamente si se produce un altercado que pueda acabar trágicamente, como el que hoy nos ocupa.

Pero sobre todo no se está actuando sobre las causas que originan esta violencia juvenil extrema que, enseguida y si grandes dificultades por lo visto para hacerse con armas que pueden causar la muerte - navajas, cuchillos, machetes o pistolas - se enzarza en una disputa violenta ofuscada por el excesivo consumo de bebidas o de otros "estimulantes" y que lamentablemente en mas  de una ocasión acaba de manera tan trágica y ante la que Padres, Autoridades, Educadores y Colectivos sociales diversos ni se deciden a intervenir, ni exigen que se le ponga coto...

Y no es que los jovenes no tengan derecho a divertirse ni a disponer de un lugar de esparcimiento que además no suponga una molestia para el resto de los ciudadanos, pero de alguna manera hemos convertido dichos botellódromos en auténticos "ghettos" y he ahí las tremendas consecuencias del error.

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