jueves, junio 23, 2011

De la sorpresa a la decadencia.

No seré yo quien señale despectivamente a los promotores del denominado movimiento 15-M que, en fechas previas a las pasadas elecciones, representaron una evidente sorpresa; mejor diría una auténtica conmoción, en la vida española al ocupar plazas emblemáticas por todo el país para reclamar pacíficamente una necesaria regeneración democrática y no lo haré, sencillamente, por haber estado reclamando desde el comienzo de este blog - en el año 2006 - la necesidad de una articulación de la sociedad civil que sirviera de contrapunto a los desmanes de buena parte de la clase política...

Pero pasadas las semanas, logrado en buena medida el objetivo de concienciar a muchos miles de ciudadanos, de poner en guardia a los partidos políticos - alguno de los cuales ha intentado apropiarse de tan válida iniciativa -, de iniciar un camino que podría conducirnos a alcanzar comunes aspiraciones del conjunto de los españoles sobre determinados aspectos a modificar y mejorar de nuestro actual sistema democrático, si debo manifestar mi preocupación por el progresivo e imparable deterioro de dicho movimiento que está pasando, en la consideración de muy buena parte de la ciudadanía, de la sorpresa a la decadencia por empecinarse en mantener actitudes que contribuyen a devaluar lo que fué, sin duda, bueno al principio.

No entro en la poco eficaz y siempre confusa postura asamblearia para alcanzar cualquier tipo de acuerdo o criterio, ni en el riesgo de que a quienes han concebido y creído en una Democracia real, ¡Ya!, se les hayan sumado - para desvirtuarles - ciertos grupos marginales, ácratas, incluso violentos o de quienes pasaban por allí y se sumaron a las acampadas vaya usted a saber por qué, ya que todo eso parecen adherencias inevitables a un movimiento semejante, pero si, desde luego, a esa utópica persistencia en las acampadas callejeras que, además de usurpar un espacio público que no solo es de quienes allí han sentado sus reales, no sustituirá nunca - por muchos miles de personas que les muestren su apoyo - a los veintitrés millones de españoles que el 22 de mayo decidieron que su respuesta a los problemas de los ayuntamientos, diputaciones y ciertas Comunidades autónomas , era la de depositar su voto en las urnas de este imperfecto sistema democrático que nos hemos dado los españoles...

Así es que si se desea un final feliz y sobre todo constructivo para este movimiento del 15-M tal vez habría que ir aparcando las ensoñaciones y las utopías y tratar de traducir a acciones reales al menos parte de lo bueno que lo ha inspirado ya que de lo contrario mucho nos temenos que se pasará - ya está ocurriendo - de la sorpresa a la decadencia...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Andrés, tieme usted doce seguidores -cómo Jesús- y uno de ellos es un Judas...

Andrés L. Cañadas dijo...

¡Y quién no tiene en su entorno algún "traidor"...?