Con lo del tan cacareado Estado del bienestar hemos estado viviendo como auténticos nuevos ricos, sin pensar siquiera que algún día las vacas gordas podrían tornarse en vacas flacas y - valga también el simil animal, ponernos a los piés de los caballos, sin remisión alguna...
Y eso, por desgracia es lo que ha sucedido y al hundimiento de la burbuja inmobiliaria se ha unido la crísis financiera - esa que no existía, según Zapatero - y a esta ha seguido el empeño de muchos, incluído el Gobierno, de no darse por enterados de la verdadera situación y así vamos dando tumbos, de un lado para otro, sin acabar de aceptar que esto va para largo y que a partir de ahora se acabó lo que se daba; vamos que no hay café para todos y que bastantes de los beneficios sociales de que hemos podido disfrutar corren serio peligro de quedar eliminados para siempre o, al menos y por largo período de tiempo, experimentar drásticos recortes.
Es decir, que se terminó lo de seguir viviendo como nuevos ricos y que además de apretarse el cinturón toca, se quiera o no, acometer reformas profundas del mercado laboral - productividad, jubilación, salarios, contratación, pensiones, seguridad social, etc. - al margen de planteamientos demagógicos que tantas veces tratan de defender lo imposible y sin olvidar también reformas políticas que contribuyan a regenerar nuestra Democracia...
Pero eso de pretender seguir como hasta ahora, mucho nos tememos que no será factible puesto que la vaca no da ya mas leche por mas que traten de ordeñarla con disposiciones gubernamentales populistas cuya melodía suena tan bien a los ciudadanos pero que carecen de partitura y terminan por no poder interpretarse.
Pero no hay que desesperar que ya es sabido que no hay mal que cien años dure...
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