Unas veces los del gas ciudad, otras los de la fibra óptica, de vez en cuando los del teléfono y para que nada falte, los de la electricidad o las aguas también se suman a la habitual costumbre de taladrar el pavimento de las calles para enterrar tubos, conducciones, arquetas y que se yo cuantas cosas más con las que - según nos dicen - mejorar el servicio que prestan pero que, inevitablemente, dejan calles y plazas llenas de cicatrices y desde luego de zanjas mal tapadas que son todo un atentado contra los amortiguadores de los vehículos que por ellas transitan...
Y en esto Jerez - supongo que ciudadanos de otras poblaciones dirán lo mismo - es todo un muestrario y en las últimas semanas - tal vez por acabarse el año y gastar el resto presupuestario de cada compañía - por muchos lugares abre que te abre la correspondiente zanja y, lo que es peor, tapada a toda prisa con tierra que ante la lluvia persistente se termina convirtiendo en una auténtica trampa para los vehículos que tienen que pasar por encima y que desde luego pegan auténticos llantazos, con el consiguiente sobresalto para sus ocupantes y el daño para el automóvil.
Y esta claro que hay que hacer obras y que a veces es inevitable taladrar el suelo urbano, pero de eso a dejarlas mal acabadas hay un abismo que debiera preocupar a los responsables municipales, encargados de velar - entre otras cosas - por el buen estado de la ciudad y ese, desde luego, en estos momentos, en Jerez, deja bastante que desear y si no, boten delante de Correos o del Ambulatorio de José Luís Diez, en el cruce de la calle Guadalete con Pizarro y en una larga relación de lugares que omitimos por no hacer excesivo este comentario...
Vamos que nuestro suelo urbano está - y ahora con las lluvias, peor -como un queso de gruyere.
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