jueves, diciembre 16, 2010

Pregones: Esfuerzo ni recompensado ni comprendido...

Artículo publicado por el periodista Andrés Cañadas Salguero en su Portal "Cofrademanía", que recojo en este Blog para que muchos reflexionen...


"No hace mucho tiempo, un buen amigo, pregonero entre otras cosas, de nuestra Semana Santa, me confesó que ya había llegado a un interesante nivel de saturación con relación a su presencia en diferentes atriles tanto de Jerez como de fuera de nuestras fronteras, lo que en definitiva le andaba invitando a dejar de pregonar, o dicho en un plan más torero, a ‘cortarse la coleta’.


Una afirmación que entonces no entendí muy bien, ya que se supone que a los pregoneros nos gusta toda esta movida, pero que con el tiempo, y tras interesantes dosis de análisis y debate, tanto interno como externo, encuentran un cauce absolutamente cargado de lógica, ya que casi nadie entiende a los que pregonamos, y casi nadie comprende tampoco, la enorme carga de trabajo, generalmente no recompensado, que tiene el hecho de escribir un pregón, una oración poética, o una conferencia del tipo que sea.

Y escribo esto, porque aunque ustedes no lo crean, a los pregoneros nos suele costar mucho, muchísimo, escribir cosas de calidad, que es lo que se supone que el público demanda, la mayoría de las veces a costa de nuestro tiempo libre o de las horas dedicadas a nuestros hijos, horas que ya nunca regresarán, horas que por supuesto nunca se cobran, y horas que luego mueren y se entierran, cuando los pregones finalizan, a veces con más pena que gloria tanto por una parte como por otra.

Y es que aunque ustedes sigan sin creerlo, hay veces, desgraciadamente muchas veces, en las que a los pregoneros se nos trata con muy pocas dosis de elegancia, de cariño, y de interés, por parte de las instituciones que nos solicitan, y sobre esto, créanme, podría yo contarles cientos de ejemplos absolutamente verdaderos y sonrrojantes, que van desde las atenciones a veces nulas que se nos presta, hasta los obsequios a veces de dudoso gusto que recibimos, pasando por supuesto por la falta absoluta de implicación en los gastos que a un pregonero le supone salir de su ciudad por norma general, etc…

Añadan a esto que en desgraciadamente muchas ocasiones, las salas a las que acudimos se encuentran medio vacías, por mor de una escasa política de comunicación de estos pregones, y entonces, terminen de sumar, y ya verán cómo la retirada de ganas está más que justificada.

¿Significa esto que seremos muchos más los que seguiremos el ejemplo del amigo pregonero que me comentó estas cosas antes del verano? Pues no lo sé, sinceramente, pero en cualquier caso, no estaría mal que las asociaciones, peñas, hermandades o instituciones que organizan citas de este tipo, se implicaran un poquito más en el asunto, que todo no va a ser meter en un lío a un señor, y luego darle un cuadro y una copita al término de su intervención.

¿Así se pagan tantas horas de esfuerzo y de trabajo?"

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