jueves, diciembre 10, 2009

La memez de algunos políticos.

Podríamos definir también semejante forma de actuar como bobada, tontería o sandez, calificativos que sin duda enmarcan a la perfección la llamada inmersión lingüistica a la que ciertos llamados políticos - al menos de eso viven - están llevando a determinados territorios de nuestro país, apoyados en un reivindicativo, agresivo y excluyente nacionalismo que les impide ver la diferencia entre potenciar lo propio - y lo propio es tanto el español como el catalán, el euskera o el gallego, por citar tan solo algunos de los casos - y respetar lo que es común para el conjunto de los españoles...
Y esa manera de concebir las cosas y de actuar tiene gestos concretos, como el de la felicitación navideña de la ciudad de Barcelona - en árabe, ruso, chino, japonés, portugués y catalán, excepto en español - que además de rídiculos son auténticamente ilógicos, para con una lengua que en el mundo se habla desde España a Filipinas, de Guinea Ecuatorial a Uruguay, de Estados Unidos a Colombia y mediante la que se comunican y entienden nada más y nada menos que alrededor de trescientos cincuenta millones de habitantes del planeta.
Pero no, en Barcelona, de la mano de su Ayuntamiento, la felicitación de Navidad, en cualquier lengua exótica, menos en la propia, que molesta tanto que además de imponerla en Colegios, Comercios y practicamente en todas partes, hay que tratar de reducirla a la mínima expresión, como si se tratara de algo nocivo para la salud.
Pero ya se sabe, los mismos que criticaban y con razón en el régimen anterior la política anticatalanista, se erigen ahora en censores de cuanto recuerde que España es una realidad de la que su propio territorio forma parte...
Así nos va.

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