Esa era la manera común de llamarle, especialmente entre los periodistas sevillanos o de otras latitudes que tuvieron trato con el. Un "cura" que sin embargo era además y principalmente periodista, es decir, inquieto, veraz, crítico e inmensamente humano, con una alegría desbordante que contagiaba a cuantos tuvimos la fortuna de conocerle y de colaborar en alguna de sus iniciativas periodísticas, singularmente durante sus etapas al frente del decano de la prensa sevillana, "El Correo de Andalucía"...
Y hoy, tras una larguísima y cruel enfermedad, que lo fué deteriorando poco a poco y encerrando en su casa del Paseo de Colón, me cuentan que se lo han encontrado plácidamente dormido, con la paz serena de quién fué un hombre de Dios en medio de su tiempo, como sin querer molestar a la hora del último adios.
Javierre, el cura periodista, el sacerdote comunicador, que tanto trabajó por esta tierra nuestra, especialmente por Sevilla, que tantas cosas hizo y supo hacer, que tanto se entregó, en su misión de divulgar la letra y el espíritu evangélicos y por tanto por la justicia y la paz, se nos ha ido hoy para siempre, dejando la estela de su vitalidad y de su carácter afable.
Descanse en Paz el periodista y Cura amigo...
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